APRENDE A NO SER ESTRESADOR by ANA LOMBARD

Saber convertir el estrés en tu aliado y aprovechar la adrenalina

De manera genérica, el estrés es una reacción adaptativa que se produce cuando nos encontramos ante una situación en la que percibimos que nuestros recursos para superarla son insuficientes. Es -o tendría que ser – una sensación temporal.

Personalmente, me gusta observar que el estrés no siempre es negativo y nefasto, solo hay que saber  dosificarlo, gestionarlo y pararse, para poder recargar nuestras baterías energéticas :)) Dar herramientas para poder quedarse en el estrés positivo, es una de las razones por la cual he escrito mi libro #PositiveStress. Si quieres comprar mi libro, pincha aquí.

Como afirma Sonia Lupien fundadora del Centre of Studies on Human Stress, «el estrés es un mal de nuestro tiempo pero también una reacción necesaria frente a los retos y problemas de nuestra vida cotidiana».

¡No confundamos el estrés y la ansiedad!

En mi día a día de consulta, veo que muchas personas utilizan la ansiedad como sinónimo al estrés. Pues tenemos que aprender a no hacer este amalgame, porque la ansiedad es una emoción y el estrés es un proceso de cambios y de adaptación a la dificultad, reto/objetivo al cual vivimos.

¡La ansiedad es por lo tanto, la reacción emocional mas habitual que tenemos en situación de estrés!

 

Nosotros no somos el estrés, éste es simplemente un estado.

Es verdad que el estrés se vive de una manera muy personal y en todo caso, puede ser provocado por muchos factores, ya sean de tipo económico o social, como por ejemplo la presión de los compañeros, de tipo personal como el hecho de lidiar con un problema de salud o de tipo laboral como por ejemplo el deseo de conseguir una promoción.

Ahora bien, ¿Qué pasa si terminamos sufriendo el estrés de otras personas?

Un día, un padre me comentó que creía que estaba bien que su hijo Max, que tenía ocho años, supiera que el estrés era parte de la vida y que él quería prepararlo para ello. Yo le respondí que me parecía que, a esa edad, era un poco temprano, que eso podía esperar a los dieciséis, en que el cerebro ya está formado de otra manera y está más preparado para ello.

—¿Por qué quieres que tu hijo crezca con inputs de estrés, sabiendo que esto no le dejará crecer? Si haces eso, estás configurando todos sus órganos a través de la adrenalina y el cortisol, por lo tanto, estás arruinando sus defensas y estás configurando su cerebro para que vea siempre el peor escenario —le dije.

El niño, en su primera consulta, me comentó que no sabía qué haría cuando fuera mayor. Yo le respondí que a sus ocho años era normal no saber qué sería de mayor.

—Pero mi padre me dice que es muy importante y yo estoy estresado con este tema.

—A ver, ¿qué es lo que más te estresa: el hecho de que vas a tener que asumir tu economía más adelante o el que tu padre esté feliz por- que le vas a decir lo que harás más adelante?

—La segunda opción, porque veo que mi padre no está tranquilo —me respondió.

Este niño era un buen estudiante y estaba bien preparado, pero siempre reaccionaba con mucho estrés y angustia porque imaginaba el peor escenario posible. Yo le pregunté por qué hacía eso y me dijo:

—Porque así no me llevaré una mala sorpresa.

Me respondía las mismas respuestas que su padre al hacerle las mismas preguntas. Yo le enseñé que cada pensamiento, tanto si es positivo como si es negativo, repercute sobre la totalidad del ser (conciencia, físico, manera de pensar, hormonas…). Le propuse que, a partir de entonces, continuara pensando en el peor escenario posible, pero que, acto seguido, terminara siempre visualizando el mejor. Me contestó:

—Sí, pero si no sucede, yo voy a quedarme decepcionado.

—Ya, pero si tú no visualizas el mejor escenario, tu cerebro no va a fabricar las capacidades necesarias para desarrollar ese proyecto o ese deseo, porque lo estás bloqueando tú mismo con tus pensamientos —le dije—. Si haces esto, estás educando a tu cerebro a tomar las decisiones bajo la adrenalina.

Él seguía enfocado en la idea de que, si no salía todo correctamente, tendría una decepción y, además, fallaría a su padre. Estaba bloqueando inconscientemente áreas de su cerebro y era necesario volver a abrirlas para liberarlo de ese estrés. Le pedí que imaginara que tendría buenas notas (pues una de sus preocupaciones era no aprobar el bachillerato, ¡y el niño solamente tenía ocho años!), que encontraría la carrera que le gustara; que, después, encontraría tam- bién un trabajo que le encantara, que su padre le vería feliz y que él estaría feliz.

—¿Qué te parecería? —le pregunté.
—Eso sería la bomba —respondió él.
—¿Nos permitimos darle también esa información positiva a tu cerebro?, ¿cómo lo ves? —Como única respuesta, Max me dio un abrazo tan tierno que me emocionó. Y suavemente le dije—: Lo vas a conseguir porque eres una persona maravillosa.

De la misma forma que no le comprarías a tu hijo de dos años un Monopoly para jugar, porque no corresponde a su edad, ¿por qué querrías obligar a tu hijo a manejar emociones que aún no le tocan? Su cerebro aún no está preparado para eso.

Muchos padres transmiten demasiado temprano a sus hijos un estrés que no les corresponde.

Además, el caso de Max, como lo  menciono en mi libro #PositiveStress (aqui poner el numero de la pagina y el hyperlink de compra a casa del libro) también nos aporta otra conclusión relacionada con nuestros propios pensamientos. Con pensamientos positivos alimentamos a nuestro cerebro y le ayudamos para que cumplamos nuestros deseo. ¿No es genial?

Consejo como respuesta al estrés

El consejo que daría como conclusion a este articulo, seria que cada persona debe lidiar con su propio estrés según su situación, pero no es bueno para nadie imponer esta reacción. No podemos evitar tener estrés, pero si que podemos tomar las riendas cuando aparezca una situación difícil y manejar nuestras emociones. Por lo tanto podemos también actuar para gestionar nuestro estrés.

En la vida, siempre nos toca actuar, aprendamos a pararnos, para respirar hondo, observar y identificar cual es verdaderamente la raíz del problema, entender esa fuente sera también vital para unicamente despues actuar adecuadamente y saborear el resultado que hemos obtenido

🦋😊

🙏 Deja tu comentario, eres parte de la suma hacia el camino de #PositiveStress.

Ana Lombard
Terapeuta & autora del libro #PositiveStress
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1 Comment
  • Marta Giménez Mata
    Posted at 10:18h, 16 enero Responder

    Gracias por la aclaración, Ana, puesto que en mi caso a veces confundo el estrés con la ansiedad.
    Queda claro ahora y te agradezco los artículos en los que nos das consejos para sobrellevar mejor nuestro día a día.
    ¡Un saludo!

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