Comidas familiares que, se disfruten o se soporten, siempre conllevan una previa organización y, si son en casa, compras y horas de elaboración, son la punta del iceberg del estrés que generan las fiestas de Navidad, final y principio de año, y Reyes.
Gasto, compromisos, aglomeraciones y copiosos menús, en tiempo de crisis, es el punto de mira de un estudio liderado por Ana Lombard, terapeuta -de sangre portuguesa pero cultura francesaque ayuda a educar las emociones y a gestionar el estrés. Sofrología y cráneosacral son en su mano la batuta que aúna armónicamente cuerpo y mente en el concierto del bienestar.
-¿Gestionar? ¿No sería mejor evitarlo?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una situación o cúmulo de ellas que no sabemos encauzar. Para evitarlo, hay que dar con su origen, porque lo primero que evidencia el estrés es confusión, una falta interna de concierto.
El estrés aumenta la producción de hormonas como el cortisol, o la adrenalina, que hace que el cerebro active la musculatura y la circulación de la sangre. Mientras, la mente crea pensamientos de defensa, estrategias para protegernos, y el organismo crea más sudor. Estamos en alerta.